jueves, 25 de junio de 2009

noche de san juan


Buscando a Laia….

Una noche de san Juan de hace ya casi veinte años, en plena juventud de este loco que ahora os cuenta este relato, celebramos una mega fiesta en un chalet de la urbanización cala romana (Tarragona).

El chalet propiedad de un banquero, fuimos invitados por la hija de este, una amiga y compañera de fiestas, muy guapa por cierto.

Ahora soy muy como dice quien me conoce, muy rustico, semejante en muchos aspectos al hombre de la prehistoria, hace veinte años sin duda lo era quizás aun más.

En una mega fiesta uno acompañado de la euforia que te da el alcohol hace amigos, hace cosas inexplicables, cosas de las que uno jamás se podrá olvidar y estas que ahora os contare fueron la que yo aquella noche realice.

Transcurría la velada en una armonía perfecta, el loco del pinel entablo amistad con un joven catalanista, pero que mucho, tanto que yo que hablo mi lengua el catalán muy mal, esa noche no paraba de utilizarla y no precisamente correctamente, hablábamos y reíamos mientras mano a mano vaciábamos un puchero gigante de un mejunje que la anfitriona de la fiesta había preparado, mientras algunos bailaban, otros contaban batallitas mezclados entre chicas.

Llegados a un punto en que el equilibrio entre recipiente y nuestros estómagos era simétrico, la cabeza decía no y el estomago dame mas, pero ya sabéis todo en exceso es malo y el pinel tuvo una epifanía, veo una luz, que esa luz, e de ir tras esa luz. Es una estrella dije, se llama Laia, ella me espera, e de ir tras de ella, tras ella fui, pero no solo si no acompañado por el grupo de amigos que perplejos me repetían, es una torre pinel, es una torre.

Llegados a la luz y no contento pues mi luz se trasladaba o eso creía yo, me dirigió a la playa larga, me indujo a introducirme en el mar ante la mirada incrédula de quien celebraba esa noche mágica en la arena, mis amigos me sacaron del agua, me llevaron a mi coche donde acabe mi búsqueda de Laia durmiendo la mona, eso si empapado de agua que mi cuerpo absorbió asta las once de la mañana que fue cuando desperté en el interior del vehículo.

La historia dio mucho juego entre amigos, en las posteriores fiestas, Laia, quien es Laia?, se preguntaban, que tajada pillaste me decían.

Unos cuantos años después tuve mi segunda hija, como no podía ser de otra forma le puse de nombre Laia, por fin la encontré, aquella estrella ya era mía, al fin la alcance y de forma medianamente civilizada.

Historias de la vida del pinel, de este loco que es el pinel.

5 comentarios:

Apa Noi dijo...

QUE COGORZA, DE MEDALLA¡¡¡¡¡¡¡¡¡
SALIO TODO PERFECTO

Anónimo dijo...

que son molinos, señor, no gigantes como decís

Anónimo dijo...

pues pillaste una buena, pero mira se te quedó el nombre, que la verdad sea dicha es bello ese nombre:Laia.
un saludo

ave fenix dijo...

Desde luego que las noches de San Juan son magicas, pero esa marcó un hito en las historias de la montañeta, menos mal que no te faltaron amigos que se preocuparon por ti y no te dejaron ir mar adentro que, igual sí hubieras estrellado. Yo siemppre lo he dicho, he visto puntazos de fiesta pero como esa ninguna. Se lleva la medalla de oro, sin duda.

espe-laveletavarada dijo...

¡¡Caramba Pinel que bonita historia!!
ya se sabe que la noche de San juan siempre a sido ¡magica!, pero tú querido amigo al fin conseguistes tu estrella...